El bizcochuelo de vainilla es una delicia que nunca falla. Su aroma cautivador y su suavidad lo hacen perfecto para acompañar una merienda o para ser la base de tortas más armadas.
Su elaboración es bastante simple y, seguro, ya tenés la mayoría de los ingredientes en tu alacena. Así que, si estás listo, ¡empecemos con la receta!
Ingredientes
- 3 huevos grandes
- 80 ml de aceite neutro (como el de girasol o maíz)
- 120 g de azúcar
- 140 g de harina 0000
- 5 g de polvo de hornear (levadura química)
- 5 ml de esencia de vainilla
- Una pizca de sal
- Mantequilla y dos discos de papel vegetal o papel de horno.
Preparación
- Se va a untar la sartén con la mantequilla y luego en el fondo de la sartén se coloca un disco de papel vegetal o papel de horno, así se evita que el bizcocho se pegue del fondo de la sartén
- En un recipiente grande, batí los huevos junto con el azúcar hasta que se integren bien y la mezcla tome un color amarillo pálido.
- De forma gradual, añadí el aceite neutro sin dejar de batir.
- En un bowl aparte, tamizá la harina con el polvo de hornear y la sal. Este paso es crucial para lograr ese bizcochuelo aireado y esponjoso que todos amamos.
- De a poco, sumá los ingredientes secos a la mezcla anterior, mezclando de manera envolvente.
- Para darle ese toque final, agregá la esencia de vainilla y mezclá hasta obtener una preparación suave y sin grumos.
- Volcá la masa en el sarten previamente preparado y luego se pone al fuego. Se va a cocinar el bizcochuelo durante 30 minutos a fuego medio-bajo y con la sartén tapada. A los 30 minutos se levanta la tapa de la sartén y se le coloca al bizcochuelo otro disco de papel de horno por encima y luego se le da la vuelta. Se va a cocinar por este lado solo 10 minutos para dorarlo un poco. Luego se les da la vuelta otra vez y se le quita el papel que se ha puesto antes. Un buen truco para saber si está listo es pinchar con un palillo el centro: si sale limpio, ¡está perfecto!
- Una vez cocido, esperás unos minutos antes de desmoldar. Se saca sobre una rejilla y se deja enfriar por completo. Luego se le quita el papel de la base y se coloca sobre la fuente donde se va a servir
Ya sea para disfrutarlo con un buen mate o para usarlo como base de una torta más elaborada, este bizcochuelo de vainilla nunca decepciona.